10.9.22

¡Hola desde España!



Llevamos cuatro meses viviendo en Barcelona y mi sensación es que todo se detuvo. 

Al principio venía inyectada de adrenalina, venta de cosas, acomodar compromisos, miles de trámites y papeleos, despedidas. Corazón abierto constantemente, deshabitar mi espacio de vida y círculo de relación. Esto no hubiera sido posible sin un trabajo en equipo, una dirección clara que te lleva a avanzar con velocidad hasta ese día y un compañero de vida incondicional.

Al principio con el correr de los días me envolvió una sensación de aventura y, al mismo tiempo, que me sacaba de los hombros una gran mochila. Dejar los compromisos y el trabajo me hizo bajar miles de cambios. No sentir la demanda constante de contestar el wpp a tiempo me devolvió la libertad. Recuperé mi tiempo, el cual antes era “de” y “para” otros clientes y marcas. Aclaro que era algo que súper disfrutaba, pero detrás de ese disfrute acelerado algo no estaba siendo tal cual lo soñaba. Luego sentí vacío, vértigo, ¿Algo de dudas? claro, ellas siempre aparecen en el momento incorrecto. Entre pañales, pasadas de trapo y compras de super, mi cabeza empezó a jugarme una mala pasada. Aunque las dudas y los miedos son lugares peligrosos, también son altamente potenciales a nuevas perspectivas. O me quedo allí o lo usó como trampolín para un nuevo nivel emocional. Algo así como el mario bros, cuando luego de pasar el primer nivel avanzabas en un túnel verde azulado con una canción de suspenso para pasar de nivel y salir a la nueva y colorida superficie reloaded. 

La siguiente sensación fue amigarme con mi punto muerto. Amigarme con lo cotidiano y predisponerme a hacer todo con alegría. El punto muerto no es algo valorado en nuestra sociedad. Si no decís la frase “estoy a full” darías a entender que no estás lo suficientemente ocupado para merecer esa bendita frase. Estoy convencida que el punto muerto es el nuevo lujo, es algo que muchos desean pero que pocos se atreven a transitarlo, ya que claramente hay que detener la máquina, entregase a la idea de que las horas no le pertenecen a nadie más que a vos y por momentos eso puede dar pánico, ¿Qué nos da pánico? ¿Encontrarnos con nosotros mismos? o ¿Enfrentarnos con lo que los demás pueden llegar a pensar de nosotros?.

(pensá esas respuestas)

Es en ese lugar donde sucede la magia. Volvemos a escucharnos, a encaminarnos, a disfrutar del tiempo porque lo hemos vuelto a recuperar. Darnos tiempo es darnos amor. Entregarnos al proceso es respetarnos, callar las voces interiores que juegan en contra es un ejercicio diario de superación.

¿Cómo estoy ahora? Una chispa se encendió dentro mío. Encontré la motivación que me faltaba. Algo que surgió de atravesar este silencio y de reencontrarme conmigo misma, con mi deseo y mi propósito. 

No subestimes el punto muerto de tus emociones o situaciones. Utiliza al máximo ese momento para redescubrir algo que está oculto y que a gritos quiere salir a la luz. Peeeero solo verá el primer destello de la mañana cuando le des lugar. Cuando corras todas las demás cosas que lo tapan y lo ocultan para hacerle espacio a ese deseo que ya quiere ser descubierto.

Cariños

Flor!💛

4 comentarios

  1. Me encantó amiga!! Seguí compartiendo tu nueva travesía y de las cosas que mueven tu corazón!😊👌🏼✨️

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    1. Gracias amigaaaaa, al final salió dspués de tantos días! alla vamos, espero pronto estar leyendo tus articulosss, loveiuuuu

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  2. Muy lindo Flor!! Me encanto lo del punto muerto, vivilo a full, disfruta todo lo que te esta pasando, suerte 🍀!! Abrazo 🤗

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    1. muchas gracias!!!! me alego habre llegado con mis palabas a tantos corazones!! besossss

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© Florencia VazquezMaira Gall